Mayor (r) Carlos Herrera pide perdón por asesinato de Tucapel Jiménez
Dirigiéndose al hijo del ex dirigente sindical, Tucapel Jiménez Fuentes, Herrera dijo ser el autor confeso de la muerte de Tucapel Jiménez Alfaro. "Pero por una cuestión de conciencia, sentía que me faltaba realizar una acción de suyo preponderante, tratar de explicar lo inexplicable y pedir perdón".
SANTIAGO.- En un hecho inédito, el mayor de Ejército en
retiro, Carlos Herrera Jiménez, reconoció anoche ante las cámaras de TVN su
autoría en el crimen del ex presidente de la Asociación Nacional de Empleados
Públicos (Anef), Tucapel Jiménez Alfaro, pidiendo públicamente perdón a la
familia del asesinado líder sindical.
Dirigiéndose al hijo de este último, Tucapel Jiménez Fuentes, quien se encontraba en el estudio de televisión cuando se emitió el testimonio, Herrera dijo que "soy la persona que está sometida a proceso por ser autor confeso de la muerte de su padre, don Tucapel Jiménez Alfaro".
Dijo que "como es sabido, judicialmente me hice cargo de la alta participación que me cupo en el homicidio de su padre en el tribunal donde está radicada aquella causa".
"Pero por una cuestión de conciencia, sentía que me faltaba realizar una acción de suyo preponderante, tratar de explicar lo inexpicable y pedir perdón".
"Es cierto señor Jiménez, fatalmente yo maté a su papá aquel 25 de febrero de 1982. Lo hice, no por una cuestión personal o por propia iniciativa, se me ordenó hacerlo y se me dijo que don Tucapel Jiménez era un traidor a la Patria, que como tal causaba mucho daño a los chilenos", expresó.
Prosiguió señalando que "lamentablemente para Chile, y muy especialmente para su familia, y porque no decirlo también para mi familia, cumplí aquella en la forma, tiempo y modo como se me ordenó. Es bueno que sepa señor Jiménez que por largo tiempo me sentí orgulloso de haber prestado semejante servicio a la Patria", sostuvo, admitiendo sin embargo que "con el paso del tiempo y los 13 años de prisión que tengo en el cuerpo, comprendí que aquello fue un desgraciado, torpe e irracional homicidio que no tiene ninguna justificacion".
"A partir de ese momento comencé a cargar una pesada cruz que algo se alivianó cuando declaré judicialmente la verdad de los hechos, al tiempo que hice lo propio con mi familia", dijo, agregando que "además, es bueno decirlo, la sola circunstancia que usted me esté escuchando en esta oportunidad, a parte de dejar de relieve su humanidad constituye para mí una auténtica catarsis".
"Señor Jiménez, de la forma más humilde y sincera pido a usted y familia perdón. Estoy consciente que no puedo pretender ser perdonado en este acto, comprendo por cierto que es largo y no menos difícil el proceso de perdonar al asesino de quien fuera el esposo, padre y abuelo cuya vida fue truncada simplemente por pensar distinto", manifestó Herrera.
"Probablemente se dirá que detrás de este acto está la solapada intención de conseguir beneficio para mí, francamente el arrepentimiento y la necesisdad de perdón son auténticos, pero también es cierto que no quisiera pasar el resto de mis días en la cárcel".
Insistió en que "aspiro a ser perdonado, primero por la familia de don Tucapel Jiménez y luego por las autoridades administrativas del país para obtener indulto u otra medida alternativa de cumplimiento de condena similar a las que, tiempo atrás, don Patricio Aylwin Azócar, en uso de sus facultades presidenciales, otorgó a 285 personas, presos políticos de la época, muchas de ellas, al igual que yo, comprometidas en hechos de sangre".
"Tal vez haya personas que como otras veces declaren a la prensa que me empeño en pedir perdón porque padezco una enfermedad terminal y ya no tengo más nada que perder. El cáncer no hace desvariar, sino que permite ver la vida desde una óptica más humana", declaró, para luego concluir agradeciendo "sinceramente esta oportunidad".
En tanto, Tucapel Jiménez Fuentes, hijo del ex dirigente sindical, se mostró impactado con las declaraciones de Herrera, las que escuchó atentamente frente a las cámaras.
"Yo no soy nadie para perdonar, yo creo que si él debe pedirle perdón a alguien es a Dios", dijo aún asombrado, señalando sin embargo que creía en el arrepentimento del mayor (r), quien ya está condenado a cadena perpetua por el asesinato del carpintero Juan Alegría Mondaca.
Sostuvo que nunca había tenido la oportunidad de oir un testimonio como éste, y a la vez descartó la posibilidad de reunirse con Herrera. "No creo que sea capaz de encontrarlo a él. Si valoro su testimonio, su arrepentimiento, pero es un tema muy difícil", sostuvo.
Por otra parte, el testimonio de Herrera Jiménez tuvo lugar un día después que el ministro en visita Sergio Muñoz, cerrara la investigación por el crimen del ex presidente de la Anef.
Con el término del sumario, que se extendió por 19 años, el magistrado se dispone ahora a iniciar la etapa de plenario, período decisivo para las condenas de primera instancia en contra de los inculpados en la causa, que se adscribe a los llamados casos emblemáticos de violaciones a los derechos humanos cometidas bajo el gobierno militar.
Tucapel Jiménez Alfaro fue asesinado el 25 de febrero de 1982 en una operación organizada por agentes del Ejército y de la disuelta Central Nacional de Informaciones (CNI), en un intento por neutralizar al movimiento sindical y, por ende, a la oposición del general (r) Augusto Pinochet Ugarte.
Para perpetrar el crimen, según se desprende de la investigación, agentes de seguridad controlaron detalladamente los pasos del entonces líder de la Anef, para lo cual ideó un plan de inteligencia que terminó con su vida al interior de su taxi en el sector de El Noviciado, mediante el disparo de cinco tiros en el cráneo y tres cortes profundos en la zona del cuello.
Para simular un robo, los agentes se apoderaron de diversos objetos, limpiando incluso sus huellas dactilares. Los peritajes y declaraciones permitieron determinar que los individuos que siguieron al dirigente y lo asesinaron fueron Carlos Herrera Jiménez, Manuel Contreras Donaire y Miguel Letelier Verdugo.
Por esta causa se encuentran procesados 22 agentes de la Dine y de la disuelta CNI. Entre ellos figuran como autores del homicidio: general (r) Rames Arturo Alvarez Sgolia; brigadier (r) Víctor Pinto Pérez; mayor (r) Carlos Herrera Jiménez; coronel (r) Maximiliano Ferrer Lima; los agentes civiles Galvarino Ancavil, y Humberto Calderon Luna; y los suboficiales en retiro Manuel Contreras Donaire y Miguel Letelier Verdugo.
Como cómplices aparecen en el proceso el fallecido general (r) Humberto Gordon Rubio; general (r) Hernán Ramírez Hald; brigadier (r) Roberto Schmied Zanzi; Julio Olivares Silva, agente civil; capitán (r) Miguel Hernández; y los suboficiales en retiro Luis Rolando Pino Romero, Juan Carlos Arraigada y Jorge León Alesandrini.
En tanto, como encubridores del asesinato figuran el general (r) Hernán Ramírez Rurange; ex auditor del Ejército, general (r) Fernando Torres Silva; mayor (r) Arturo Silva Valdés; mayor (r) Alvaro Corbalán Castilla; el agente civil Hugo Alarcón y el último de los encausados en esta causa, el coronel (r) Enrique Ibarra Chamorro, quien se desempeñóo como abogado de la Auditoría del Ejército.
Valoran actitud de arrepentimiento de Herrera Jiménez
La vicepresidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Mireya García valoró la actitud de arrepentimiento público del mayor de Ejército (r) Carlos Herrera Jiménez y autor confeso en el homicidio del líder sindical Tucapel Jiménez, sin embargo, dijo "aquí el tema es quién perdona".
Esto, según explicó a TVN, ya que ésta es una actitud tan íntima y personal que debe involucrar sólo a las personas que se les pidió perdón.
Agregó que lo más valioso de "este mea culpa" es haber dicho que fue un crimen sin justificación alguna.
Dirigiéndose al hijo de este último, Tucapel Jiménez Fuentes, quien se encontraba en el estudio de televisión cuando se emitió el testimonio, Herrera dijo que "soy la persona que está sometida a proceso por ser autor confeso de la muerte de su padre, don Tucapel Jiménez Alfaro".
Dijo que "como es sabido, judicialmente me hice cargo de la alta participación que me cupo en el homicidio de su padre en el tribunal donde está radicada aquella causa".
"Pero por una cuestión de conciencia, sentía que me faltaba realizar una acción de suyo preponderante, tratar de explicar lo inexpicable y pedir perdón".
"Es cierto señor Jiménez, fatalmente yo maté a su papá aquel 25 de febrero de 1982. Lo hice, no por una cuestión personal o por propia iniciativa, se me ordenó hacerlo y se me dijo que don Tucapel Jiménez era un traidor a la Patria, que como tal causaba mucho daño a los chilenos", expresó.
Prosiguió señalando que "lamentablemente para Chile, y muy especialmente para su familia, y porque no decirlo también para mi familia, cumplí aquella en la forma, tiempo y modo como se me ordenó. Es bueno que sepa señor Jiménez que por largo tiempo me sentí orgulloso de haber prestado semejante servicio a la Patria", sostuvo, admitiendo sin embargo que "con el paso del tiempo y los 13 años de prisión que tengo en el cuerpo, comprendí que aquello fue un desgraciado, torpe e irracional homicidio que no tiene ninguna justificacion".
"A partir de ese momento comencé a cargar una pesada cruz que algo se alivianó cuando declaré judicialmente la verdad de los hechos, al tiempo que hice lo propio con mi familia", dijo, agregando que "además, es bueno decirlo, la sola circunstancia que usted me esté escuchando en esta oportunidad, a parte de dejar de relieve su humanidad constituye para mí una auténtica catarsis".
"Señor Jiménez, de la forma más humilde y sincera pido a usted y familia perdón. Estoy consciente que no puedo pretender ser perdonado en este acto, comprendo por cierto que es largo y no menos difícil el proceso de perdonar al asesino de quien fuera el esposo, padre y abuelo cuya vida fue truncada simplemente por pensar distinto", manifestó Herrera.
"Probablemente se dirá que detrás de este acto está la solapada intención de conseguir beneficio para mí, francamente el arrepentimiento y la necesisdad de perdón son auténticos, pero también es cierto que no quisiera pasar el resto de mis días en la cárcel".
Insistió en que "aspiro a ser perdonado, primero por la familia de don Tucapel Jiménez y luego por las autoridades administrativas del país para obtener indulto u otra medida alternativa de cumplimiento de condena similar a las que, tiempo atrás, don Patricio Aylwin Azócar, en uso de sus facultades presidenciales, otorgó a 285 personas, presos políticos de la época, muchas de ellas, al igual que yo, comprometidas en hechos de sangre".
"Tal vez haya personas que como otras veces declaren a la prensa que me empeño en pedir perdón porque padezco una enfermedad terminal y ya no tengo más nada que perder. El cáncer no hace desvariar, sino que permite ver la vida desde una óptica más humana", declaró, para luego concluir agradeciendo "sinceramente esta oportunidad".
En tanto, Tucapel Jiménez Fuentes, hijo del ex dirigente sindical, se mostró impactado con las declaraciones de Herrera, las que escuchó atentamente frente a las cámaras.
"Yo no soy nadie para perdonar, yo creo que si él debe pedirle perdón a alguien es a Dios", dijo aún asombrado, señalando sin embargo que creía en el arrepentimento del mayor (r), quien ya está condenado a cadena perpetua por el asesinato del carpintero Juan Alegría Mondaca.
Sostuvo que nunca había tenido la oportunidad de oir un testimonio como éste, y a la vez descartó la posibilidad de reunirse con Herrera. "No creo que sea capaz de encontrarlo a él. Si valoro su testimonio, su arrepentimiento, pero es un tema muy difícil", sostuvo.
Por otra parte, el testimonio de Herrera Jiménez tuvo lugar un día después que el ministro en visita Sergio Muñoz, cerrara la investigación por el crimen del ex presidente de la Anef.
Con el término del sumario, que se extendió por 19 años, el magistrado se dispone ahora a iniciar la etapa de plenario, período decisivo para las condenas de primera instancia en contra de los inculpados en la causa, que se adscribe a los llamados casos emblemáticos de violaciones a los derechos humanos cometidas bajo el gobierno militar.
Tucapel Jiménez Alfaro fue asesinado el 25 de febrero de 1982 en una operación organizada por agentes del Ejército y de la disuelta Central Nacional de Informaciones (CNI), en un intento por neutralizar al movimiento sindical y, por ende, a la oposición del general (r) Augusto Pinochet Ugarte.
Para perpetrar el crimen, según se desprende de la investigación, agentes de seguridad controlaron detalladamente los pasos del entonces líder de la Anef, para lo cual ideó un plan de inteligencia que terminó con su vida al interior de su taxi en el sector de El Noviciado, mediante el disparo de cinco tiros en el cráneo y tres cortes profundos en la zona del cuello.
Para simular un robo, los agentes se apoderaron de diversos objetos, limpiando incluso sus huellas dactilares. Los peritajes y declaraciones permitieron determinar que los individuos que siguieron al dirigente y lo asesinaron fueron Carlos Herrera Jiménez, Manuel Contreras Donaire y Miguel Letelier Verdugo.
Por esta causa se encuentran procesados 22 agentes de la Dine y de la disuelta CNI. Entre ellos figuran como autores del homicidio: general (r) Rames Arturo Alvarez Sgolia; brigadier (r) Víctor Pinto Pérez; mayor (r) Carlos Herrera Jiménez; coronel (r) Maximiliano Ferrer Lima; los agentes civiles Galvarino Ancavil, y Humberto Calderon Luna; y los suboficiales en retiro Manuel Contreras Donaire y Miguel Letelier Verdugo.
Como cómplices aparecen en el proceso el fallecido general (r) Humberto Gordon Rubio; general (r) Hernán Ramírez Hald; brigadier (r) Roberto Schmied Zanzi; Julio Olivares Silva, agente civil; capitán (r) Miguel Hernández; y los suboficiales en retiro Luis Rolando Pino Romero, Juan Carlos Arraigada y Jorge León Alesandrini.
En tanto, como encubridores del asesinato figuran el general (r) Hernán Ramírez Rurange; ex auditor del Ejército, general (r) Fernando Torres Silva; mayor (r) Arturo Silva Valdés; mayor (r) Alvaro Corbalán Castilla; el agente civil Hugo Alarcón y el último de los encausados en esta causa, el coronel (r) Enrique Ibarra Chamorro, quien se desempeñóo como abogado de la Auditoría del Ejército.
Valoran actitud de arrepentimiento de Herrera Jiménez
La vicepresidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Mireya García valoró la actitud de arrepentimiento público del mayor de Ejército (r) Carlos Herrera Jiménez y autor confeso en el homicidio del líder sindical Tucapel Jiménez, sin embargo, dijo "aquí el tema es quién perdona".
Esto, según explicó a TVN, ya que ésta es una actitud tan íntima y personal que debe involucrar sólo a las personas que se les pidió perdón.
Agregó que lo más valioso de "este mea culpa" es haber dicho que fue un crimen sin justificación alguna.
Agencias
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